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El arcoíris de la humanidad.


Creo que no tiene absolutamente nada de malo que dos personas del mismo sexo se amen, al contrario, deberíamos de sentirnos orgullosos de que el amor se propaga sin barrera alguna.


Sin embargo la sociedad aun tiene demasiados perjuicios aun viviendo en la época de “la mente abierta”, injustamente estas personas que también son creaciones de Dios, han sido señalados, limitados y humillados bárbaramente.


El amor entre dos personas de un mismo sexo es tan legítimo y respetable como el amor de dos personas de sexos opuestos. Así de simple.


Creo firmemente que la sociedad se ha dejado llevar por influencias, tanto religiosas como de grupos que creen saberlo todo diciendo que la homosexualidad es algo sucio, que ofende a Dios o peor aún, creen que la homosexualidad constituye una enfermedad que debe ser curada, ¡Que ignorancia!,

Otros opinan que ser homosexual amenaza con destruir a las familias; que no es una expresión de amor sino de lujuria pervertida y que representa un peligro en contra de la reproducción de la especie.


Por mi cuenta, yo no creo en todos esos cuentos, Hay muchísimos casos que confirman que los gays pueden vivir un gran amor de pareja tan hermoso y auténtico y posiblemente más sólido aun que las parejas heterosexuales. Ser gay no es estar enfermo. Hace ya mucho tiempo que la medicina dejó de considerar a la homosexualidad como una enfermedad. No sabemos si las personas nacen o se vuelven homosexuales. Eso aun es algo misterioso, solo debemos comprender que pasa ¡Y ya!.

Pero eso debe dar igual. Lo importante es que hay personas gays y que ellas son felices así. ¿Por qué deberían cambiar? ¿Por nuestro tonto prejuicio? ¡Qué tontería!. Nadie debería cambiar su manera natural de ser, de vivir y de expresar el amor, siempre que así sea feliz y no le haga daño a nadie. Que cambien los que quieran, los que no se sientan cómodos con su tendencia y que no cambien los que son felices siendo lo que son.

Si tratamos a los gays con respeto, ninguna familia se va a destruir. Lo que destruye a las familias es la mentira, la hipocresía, la duplicidad moral...¡Eso si es un pecado!

Lo que hace daño es que los gays se escondan bajo el manto protector de una familia heterosexual, sólo para salvar las apariencias ante la sociedad, y hacer que los miembros de su familia gays lleven una vida clandestina y avergonzada.


Vivamos y respetemos la diversidad, bien dice el dicho que “En la variedad está el gusto” entonces agarrémosle gusto a la variedad!

Gracias por leerme!

Mariah Guerrero


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